El maíz es el elemento que trasciende el espacio cósmico del mito y el marco cronológico de la historia que viene a insertarse en la vivencia diaria de los mayas actuales. “Cultura del maíz”, como se le ha llamado, la de los pueblos mayas no solo elevó a este cereal al rango de divinidad en la época prehispánica sino que continúa adjudicándole forma humana aún en nuestros días.
Hablar de la alimentación de los mayas es hablar de una dieta centrada en el maíz. Este cereal formó la base de la nutrición de las etnias componentes de la familia maya, como de prácticamente todas las otras que conformaron el área hoy conocida como Mesoamérica. Su importancia cultural no significa, que el maíz haya sido motivo único del afán alimentario maya.
Combinando las técnicas de agricultura extensiva (sistemas de roza- tumba- quema y barbecho) con otras de tipo intensivo (terrazas, tablones, camellones, campos levantados, selvas artificiales en medios lluviosos, arboricultura, etc.) y con prácticas de caza, pesca y recolección, los mayas prehispánicos se pudieron proveer de una gran diversidad de alimentos.
Su domesticación, hace miles de años, la convirtió en una planta apta para proporcionar a los grupos humanos cantidades de granos suficientes para alimentarse adecuadamente, a lo que contribuye el descubrimiento, también milenario, de los diferentes modos de prepararlos que sacan provecho de sus bondades nutritivas.
Durante la época prehispánica fue tal su importancia en la dieta, que puede considerarse uno de los factores que proporcionaron el tránsito de sociedades nómadas de cazadores recolectores a otras de agricultores sedentarios; de hecho, del maíz derivaron gran parte de las características económicas, sociales y religiosas de los pueblos mesoamericanos.
Hoy en día continúa siendo el principal alimento de los mexicanos ya que es procesado por medios industriales para otros fines. El maíz ocupa casi 7 millones de hectáreas, cerca de la mitad de la superficie cultivada, prácticamente toda dedicada al consumo interno, es el tercero en importancia en términos de producción mundial, después del trigo y arroz. Su consumo per cápita es de aproximadamente 120 kg.
Para los pueblos mesoamericanos el maíz no solo constituía el alimento del que dependía la subsistencia del día a día (y por ello era el eje central de su economía) sino que con sus múltiples cualidades y usos les permitieron asentarse en los diferentes continentes del planeta. En la cosmovisión mesoamericana, las distintas etapas del desarrollo del grano (de su siembra a la cosecha) se asemejaban, en el discurso mítico, con el transcurrir mismo de la sociedad.